
Es por todos conocido que el humor y la risa son un medio muy efectivo para contrarrestar las consecuencias del estrés, que son un estímulo para el cuerpo, para la mente y para el espíritu, que la capacidad de reírnos de una situación dada nos confiere poder y control sobre la misma y que nos libera de las emociones negativas y de sus nefastas consecuencias. Pero el asunto es: ¿Cómo hacemos para reírnos? ¿Qué hay que hacer para aprender a apreciar el lado humorístico de uno mismo y de este mundo? Reírse de sí mismo no es siempre fácil.
Por lo general estamos tan inmersos en nuestras circunstancias y en nuestros problemas que no somos capaces de captar el humor que pueda haber en ellos Una vez atrofiado el sentido del humor y la facilidad para reír, no suelen desarrollarse espontáneamente; al contrario, se necesita una cierta dedicación y un entrenamiento adecuado.
Los expertos recomiendan algunas actividades para incrementar nuestro bienestar físico y equilibrio emocional y entre ellas se destacan las siguientes:
1. Trata conscientemente de buscar y de disfrutar el lado humorístico de las situaciones y circunstancias que le toca vivir a diario o esporádicamente.
2. Procura la compañía de quienes poseen ese talento especial que les permite ver siempre el lado humorístico de las cosas y presentarlo de forma que estimule la risa.
3. Al menos una vez al día, ponte frente al espejo y cambia la expresión de tu rostro. Haz muecas. Sonríe. Con un podo de práctica la risa surgirá de un modo espontáneo. Incluso en esos días que todos tenemos de vez en cuando no dejes de hacer este ejercicio. El simple esfuerzo de sonreír ante el espejo genera cambios muy favorables en tus hormonas y neurotransmisores.
4. No desaproveches la ocasión de asistir a espectáculos de humor, sobre todo, comedias y obras de teatro divertidas.
Podemos y debemos aprender a utilizar el humor en nuestra vida diaria. Ello proporciona un cierto sentido sobre nuestra existencia. Es evidente que está fuera de nuestro alcance el controlar los sucesos y el mundo exterior, pero sí podemos controlar el modo en que los vemos y también nuestra respuesta emocional ante ellos, que a fin de cuentas es lo que nos interesa.
Los efectos terapéuticos del humor y de la risa, García 2002
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